JACK EL DESTRIPADOR II (El Inspector Abberline)
Te voy proponer un juego, visitante del futuro.
Por un momento quiero que hagas un esfuerzo de memoria y trates de recordar todo lo que sabes sobre aquel verano negro de 1888 en el que un asesino en serie, descuartizó a 6 mujeres en los suburbios del Londres Victoriano.
Posiblemente recuerdes más datos de los que creías. Pero hay algo que se te escapa.
Y a todos los demás, claro.
El Inspector Abberline.
Frederick Abberline es, por si lo desconoces, el Inspector Jefe de Policía que fue puesto al mando en la investigación de los crímenes de Whitechapel. De todos los personajes de esta charada es el auténtico gran desconocido.
Piénsalo… ¿Qué sabemos realmente del Inspector Frederick Abberline?
Parece que, de nuevo, la niebla londinense comienza a envolvernos y, en breve, vamos a sentirnos otra vez perdidos…
Frederick George Abberline, huérfano de padre y criado por su madre.
Nada se sabe de su infancia ni juventud, salvo que ejerció el oficio de relojero antes de entrar a formar parte del cuerpo de policía metropolitana en 1863.
Sin que exista ninguna razón real para ello, nada de
menciones honoríficas, ningún documento escrito, ninguna reseña en las actas policiales, el joven Abberline asciende, en tan solo dos años, de mero funcionario uniformado a Sargento. Y, de nuevo, un par de años mas tarde, consigue el título de Inspector de la policía.
Contrae matrimonio en dos ocasiones.
Siguiendo una pauta habitual en la vida del inspector, los datos de su primer matrimonio con Marta Marckness son públicamente conocidos y documentados. Se desposa con ella a título casi póstumo, pues la mujer estaba enferma de tuberculosis y fallecería dos meses después de las nupcias.
Su segundo matrimonio es con Emma Beament. Hija de un comerciante, matrimonio del cual, por supuesto, se conoce poco, o nada.
No tuvo hijos.
El 31 de Agosto, el cadáver descuartizado de Mary Ann Nichols, en realidad, hasta el momento, un cadáver mas, sin ninguna relevancia periodística ni política, es encontrado en el distrito de Whitechapel.
Abberline es requerido por sus superiores para encargarse del caso del Destripador… Antes de que el público supiera que había un “Destripador”.
Y es, justo aquí, cuando perdemos cualquier dato real sobre Fred Abberline.
La Historia se ha encargado de convertirlo en varios personajes… El más habitual es el del “Policía Bueno” que regresa a las calles de East End (debido a su extensa experiencia de dos años sobre el terreno, cuando disponían de agentes que llevaban décadas pateando esas calles), y ejerce de oficial autoritario, duro, inteligente e incorruptible. Otras teorías lo sitúan en diferentes papeles, drogadicto vidente, segundón ignorante, descubridor del auténtico Destripador y vendido a la justicia para no delatar quien era…
Existen tantas teorías como vacíos sobre su vida durante la investigación de los asesinatos.
De hecho no se encuentra mención alguna a la investigación en las autopsias de la víctimas, ni en las pesquisas realizadas. Todos los interrogatorios recaen bajo la responsabilidad de los policías de uniforme y son firmados y verificados por estos, como el Sargento Thick o John Godley.
Se sabe que existe un diario escrito por él, en el cual los datos que facilita sobre Jack son escasos y difusos, se sabe que, tras la muerte de Mary Ann Nichols, la agencia Norteamericana Pinkerton se intereso en sus servicios y, sobre todo, se sabe que pese a su estrepitoso fracaso en la investigación de Jack El Destripador, no fue apartado del servicio, o ninguneado en modo alguno.
De hecho en 1892 se retiró del servicio con honores, habiendo recibido la curiosa cantidad de 84 condecoraciones al Mérito e incontables premios por su labor en la policía Metropolitana.
El Inspector Abberline, encargado de investigar el más famoso crimen de la época, perseguidor del letal asesino de Whitechapel, sobre el cual se han vertido mas ríos de tinta que sobre cualquier otro psicópata, muere en 1929.
Si estás esperando algún dato mas, querido visitante del futuro… No lo hay.
De la incontable cantidad de libros sobre El Asesino de
Whitechapel, ni uno solo de ellos habla sobre la persona de Abberline. Todas las figuras cinematográficas y literarias que ha asumido están basadas en suposiciones y teorías mas o menos reales. Pero, si te pones a buscar… el Inspector parece resultar una especie de fantasma que se mezcla en la bruma del mismo Londres… Desvaneciéndose frente a los ojos, pese a ser consciente de su presencia…
¿Quién fue realmente el Inspector Abberline? ¿Cómo pudo el “mejor policía” seguir e investigar el caso más comentado de su era sin dejar ningún dato conciso sobre las pesquisas realizadas? ¿Por qué jamás habló en público sobre su sospecha más fundada? (Las teóricas revelaciones sobre sus sospechas de que el asesino fuera un tal Chapman, barbero judío del que hablaremos mas adelante en “Los Sospechosos”, resultan tremendamente vacuas).
Y, lo mas importante… ¿Qué fue realmente de él tras su retiro?
Comentarios, tribulaciones, sospechas, dudas… Pero ni un solo documento nos sitúa sobre el Inspector Abberline en cuanto a la investigación de Jack el Destripador.
He cometido un pequeño desliz, visitante del futuro.
Sí hay un documento, real, que muestra la jugosa jubilación, excesiva para la época, de la que disfrutó el desconocido Abberline una vez que abandonó el cuerpo de Policía.
A partir de aquí y, como siempre en el caso del mas célebre asesino en serie de la historia, sólo queda seguir esperando.
Dulces sueños.
Reblogueó esto en La cueva de basojaun.
Hola, me permito realizar un pequeño aporte a su interesante post.
La conjetura de que el inspector Frederick George Abberline fue, nada menos, que el asesino al cual persiguió, o sea: Jack el Destripador, se inició con la Dra. Mónica Laura Arra, médica psiquiatra y grafóloga en su libro publicado en el año 2010, por la editorial fps, Argentina, donde efectuó un estudio grafológico del diario de Abberline cotejándolo con misivas adjudicadas al criminal. (cabe recordar que al menos la carta «From Hell» es reputada por los ripperólogos como auténtica). Dicha escritora fue una precursora al atribuir la responsabilidad de los asesinatos al policía victoriano, pero su obra meritoria fue plagiada por el grafólogo español José Luís Abad y Benitez en un libro cuya primera edición recién data de julio de 2011 (tengo en mi poder ambos libros). Empero, el español y un grupo de avivados se llevaron los laureles mediáticos y vendieron a alto precio el libro con la hipótesis plagiada groseramente a su verdadera autora.
Sin otro particular, les saluda:
Dr. Gabriel Pombo
Estimado acólito.
Cuando hablamos de determinados temas preferimos dejar al lector que desarrolle el interés y continúe leyendo por si mismo, por lo que agradecemos enormemente su aporte, y el emplazamos a que siga usted visitándonos y participando con nosotros!
Ante todo, muchas gracias por responder, y por su interesante aporte. Este es un centro abierto a todo tipo de debate, de modo que gracias de nuevo, y miraremos en nuestros archivos el libro de Laura Mónica para leerlo.
Un saludo!
Estimado D. SHUR JESEE…felicidades por la detallada, trabajada y entendemos que valiosa información proporcionada. Muy, muy, interesante. Se agradece.
Por otra parte, estimado Sr. Pombo, creo que se precipita usted en realizar acusaciones tan serias y más siendo usted abogado. Espero que no sea tan buen escritor como letrado. Dichas acusaciones sólo hablan de la intención y afán de protagonismo desmedido que usted tanto anhela. Allá dónde usted va, difama, insulta y vierte injurias sobre D. José Luis, un anciano de 87 años, que ya no se puede defender; hemos aguantado estoicamente sus insultos y descalificaciones, porque sabemos que lo único que pretende usted es conseguir polemizar para obtener rédito personal y económico, pero ya se ha pasado. Déjeme decirle, por si, como abogado, no lo sabe usted, que difamar es un delito. Me consta personalmente, que D. José Luis descubrió que Abberline era Jack el Destripador en el año 2004, es decir, 6 años antes de la supuesta fecha de publicación del libro citado, que dicho sea de paso, nos ha sido imposible encontrar.
De cualquier forma y por si desea seguir proyectando en los demás su propia forma de ser, le indico que el español registró ante Notario el resultado de sus investigaciones ya en el año 2007 (sobre lacrado con Sello Notarial) y posteriormente, en junio de 2011, también ante otro Notario, abrió dicho sobre lacrado. ¿A que no lo sabía? El plagio es del todo imposible. Es más, no sé cómo puede afirmar usted, teniendo los dos libros delante (si es que los tiene), que tienen algún parecido. En todo caso, sería al revés, cosa que también me parece imposible por parte de la Sra. Arra, dada su categoría humana y profesional, categorías, por otra parte, que tanto escasean.
Deje usted, por favor, de incordiar a los ancianos y de intentar buscar una notoriedad internacional que solo es capaz de encontrar intentando erigirse por encima del esfuerzo y el trabajo de los demás y dedíquese a descubrir algo o a vender sus propios libros, que falta le hace. Estar todo el día hablando de los demás empobrece el espíritu y a veces, cuando hay justicia, también el bolsillo.
Un cordial y afectuoso saludo
http://jackdestripador.blogspot.com.es
Si Usted tuviera el valor de identificarse, podríamos polemizar con altura.
Todo cuanto digo lo puedo probar, pues entre otras cosas tengo en mi poder los libros que acreditan que la obra de la Dra Laura Arra es anterior a la del Sr Abad y Benitez, por ende, es claro que éste último la plagió ( se editó en el año 2010 y la primera edición del Sr Abad data de julio de 2011).
Lamento que usted no esté en mi país Uruguay, pues con gusto nos veríamos ante la Justicia y se determinaría que tengo la razón, y usted debería enfrentar las consecuencias económicas de perder el juicio..
La Dra Arra en un gesto de grandeza prefirió no demandar por el burdo plagio que sufrió.
Por último, creo haber aclarado que en lo personal creo que el anciano Sr Abad pudo haber sido a su vez víctima de buena fe de inescrupulosos que le hicieron creer que sus ideas eran genuinas y no robadas, y que fueron quienes en definitiva sacaron el espurio rédito económico del delito cometido.
Le repito, ante un Tribunal me enfrento a usted o a quien sea.
Pero, amigo mío, juéguese algo, arriésguese, no vale esconderse detrás de un mail (yo no lo hago, mis datos son públicos y mi buen nombre también).
No vale comentar en un blog escondido y a la distancia (si de cobardía hablamos…»)
Gabriel Pombo.
Hola. Mi nombre es Mónica Laura Arra. Soy especialista en Psiquiatría y psicología medica, así como en Medicina Legal. Aplico la grafología en psiquiatría forense y psiquiatría clínica.
El Dr. Gabriel Pombo tiene ambos libros, (primera y segunda edicion año 2010 y 2012 respectivamente), de mi autoría, dado que yo se los envié.
Actualmente los distribuye la Editorial DOSYUNA, en Buenos Aires.
Aquí en Argentina, no se tramita ante escribano público. Se asientan en el Registro de la Propiedad Intelectual. Lo cual están registrados ambos libros, así como el esbozo inicial de la idea, años atrás, antes de quedar plasmada en dichos libros.
Puede encontrarlo y solicitarlo por Internet.
Quedo a vuestra disposición, con un saludo atento.
DRA. MONICA LAURA ARRA
Basta con leer en wikipedia la biografia del Inspector Frederick Abberline para ver que la Dra. Arra y el Dr. Pombo dicen la verdad,
El libro de Arra es de 2010 y el de Abad y Benitez fue publicado en el 2011, por lo que es posterior. Se trata de un plagio claramente.
Rodolfo Paez
Decir que en el 2007 Abad y Benitez consigno ante un Notario el fruto de su investigacion carece de todo valor porque ello no puede acreditarse, pues lo unico realmente probatorio es el libro editado y puesto al conocimiento publico.
Como el libro de la Dra. Arra salio publicado antes que el del grafologo Abad y Benitez, la sospecha de plagio recae sobre aquel que publico mas tarde.
No cabe otro razonamiento, y bien dice el Dr. Pombo que ante un Tribunal, contando con esa prueba, gana el caso.
Rodolfo Paez
Es notable destacar la honestidad del Dr. Gabriel Pombo cuando hace referencia al escandaloso plagio que sufrió hace unos años la Dra. Mónica Laura Arra. Estimado Sr. Anónimo, no es buscar fama decir la verdad, como tampoco es de hombre esconderse en su burdo anonimato con el fin de agraviar y desprestigiar el buen nombre de un autor más que reconocido por sus obras, como es el Dr. Pombo. Por otro lado, si usted hace una búsqueda intensa en la web encontrara excelentes notas, investigaciones y estudios acerca de Jack el destripador, y otros asesinos en serie (además de congresos, disertaciones y demás conferencias sobre la materia que nos aborda). Nada más sencillo que leer la falsedad discursiva de su agresivo mensaje para darse cuenta que al Dr. no le hacen falta este tipo de rencillas con seres anónimos como usted, para plasmar en la propia excelencia sus actividades intelecto-autorales reconocidas a nivel internacional. Además me resulta significativo que sus argumentos solo se fundamenten en la agresión personal y en la mención de un presunto escribano tan anónimo como usted, cuando bien sabemos que los derechos de propiedad intelectual se protegen solicitud voluntaria e inscripción mediante en el Registro pertinente y no mediante un sobre lacrado vaya a saber ante quien. Desde ya muchas gracias.