EL REY DEL ART NOUVEAU

Hoy me apetece viajar a Francia, ¿te vienes conmigo, Visitante del Futuro? ¿Sí? De acuerdo.

Entonces, imagina…

Estamos en la capital, a finales del siglo XIX. La ciudad está llena de vida, luz y se va vislumbrando ese aire bohemio que tendrá en un futuro. Está empezando a formarse la Ciudad de las Luces y el Amor, que cualquier pareja de enamorados elige como destino para jurar su entrega eterna… París es en ese momento un conglomerado de artistas, poetas y filósofos, pero también se reunen estafadores, adictos, proxenetas… Es un momento loco dónde la vida de la ciudad se centra más o menos en unas calles, en el llamado barrio Montmartre. Allí residia un hombre bajito, algo deformado, al que todos conocemos como Toulouse Lautrec.

Toulouse Lautrec

Toulouse Lautrec

Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec, que así se llamaba, nació en 1864 en el seno de una familia de alta alcurnia. En aquella época era habitual que muchas de las dinastías de la alta aristocracia se casaran entre familiares para no dividir ni fortuna ni tierras. Así que cuando Lautrec nació ya llevaban muchas generaciones endogámicas sin entrar sangre nueva en la familia. Sus padres eran primos-hermanos, lo que le llevó a desarrollar una rara enfermedad llamada Picnodisostosis o Síndrome de Toulouse Lautrec (TLS) que se caracteriza por una estatura baja, huesos frágiles y gruesos que se rompen con facilidad, pérdida de las piezas dentales definitivas, curvatura de la columna vertebral o escoliosis y ligeras deformidades en la parte superior del cráneo y la cara. Esta enfermedad empezó a hacerse latente cuando contaba con 10 años, a los 13 se rompió la pierna izquierda y al año siguiente la derecha. Tuvo que abandonar el deporte, ya que cada fractura tardaba el doble en curar que a otra persona y su soldadura no era limpia. Esto le produjo que sus piernas crecieran menos aunque su torso crecia a ritmo normal. Toulouse Lautrec tenía un torso de hombre en unas piernas infantiles, lo que hizo que también se vieran afectados sus genitales, que se atrofiaron.

Autorretrato (ocultando sus piernas en un escritorio caótico)

Autorretrato (ocultando sus piernas en un escritorio caótico)

Dentro de todo esto, su infancia fue relativamente normal. Cuando tenía 4 años su madre tuvo otro hijo que murió un año después, sus padres se separarón y eso hizo que su madre volcara toda su atención y mimos hacia él. Estudio en el Liceo y era un alumno destacado sobre todo en filosofía, geografía e historia. Hacía deporte y disfrutaba de ello, hasta el episodio de la fractura de sus piernas. A partir de ahí, su madre, gasta una fortuna llevándolo de hospital en hospital para conseguir una cura para Lautrec, pero nada pueden hacer los médicos que llegan a decirle «quedará lisiado de por vida». El niño sufre toda suerte de experimentaciones, corrientes eléctricas, incluso le cuelgan del techo y en sus pies colocan unos plomos. Aun así no se quejaba, lo aguantaba todo sin decir palabra, incluso los insultos de los demás que lo llamaban Quasimodo. Hay que intentar imaginar, visitante del futuro, como podría ser la vida de un discapacitado en el siglo XIX. Anda con muletas y empieza a retraerse por las continuas burlas de los demás. Así, retraido en su mundo se acentúa su pasión por el dibujo, única cosa que puede hacer acostado en una cama de hospital.

Con el tiempo perfeccionará su técnica y su madre, que es su mayor apoyo, decide que se traslade definitivamente a París, ya que allí están los mejores en este arte. Se inscribe en el taller de pintura de León Bonnat, que con el tiempo llegaría a decir “Pinta de manera horrible, no sabe dibujar, nunca llegará a nada…”. Gran visionario, este hombre…

Cartél publicitario de Toulouse Lautrec

Cartél publicitario de Toulouse Lautrec

Ya bien asentado en París empieza a frecuentar los clubes nocturnos, el Folies Bergère, el Moulin Rouge, el Moulin de la Galette… Allí busca su inspiración observando, dejándose observar para captar reacciones, estudiando a personajes curiosos como bailarines, actores, actrices, gentes de baja ralea, gentes de alta alcurnia que pasan por malos momentos, y las prostitutas, su gran obsesión. Tiene varias relaciones, pero ninguna sale bien ya que sus complejos le impiden llevar cualquier relación normal. Al final su decisión se decanta hacia esas «relaciones» con las prostitutas, ya que ellas no le juzgan y le tratan bien. También empieza a dibujarlas y los dueños de los locales empiezan a encargarle carteles que usar como reclamo. Esos carteles le hacen muy conocido en todos los ambientes de París. Su fama sube como la espuma y empieza a tener mucho trabajo. Al ser tan obsevador, sólo le hacía falta un vistazo a la persona o local para meter su cabeza en el lienzo o papel y plasmar toda su esencia. Podía llegar a pintar 2 o 3 carteles en un día, lo que hizo que le contrataran en casi todos los locales para carteles y litografías.

Lautrec pintando

Lautrec pintando

 

Toulouse Lautrec bebe. No un poco o de vez en cuando cuando frecuenta los locales. Bebe asiduamente, le gusta mucho el Champagne, le gusta el Cognac, y sobre todo la Absenta, esa Absenta de la época que tiene 68º, y la bebe como agua… Es un alcohólico empedernido. Su complejo le lleva a beber más cada vez. Tiene cada vez más episodios de delirium tremens, llegando incluso a disparar con un revolver a arañas imaginarias… Su madre decide actuar y lo interna en un psiquiátrico pero es demasiado tarde, por las correderias con las prostitutas tiene sífilis, lo que mezclado con su enfermedad y el alcohol hace que se agrave todo.

Toulouse-Lautrec muere a la edad de 36 años en la casa familiar al cuidado de su madre, tras dos hemorragias cerebrales. “Mamá, tú, nadie más que tú”, fueron sus últimas palabras. El alcohol se llevó al mejor pintor del Art Nouveau de toda la historia, el 9 de septiembre de 1901.

Te he contado la vida de uno de los pintores más importantes de la historia, pero no te he hablado de su arte. No entiendo de pintura. Sé ponerme delante de un cuadro y disfrutarlo, emocionarme con él e incluso, enamorarme de él, pero no entiendo de trazos, profundidades, colores y todas las demás técnicas pictóricas. Así, que hagamos una cosa, te muestro una pequeña galería de su obra y juzgas por ti mismo, ¿de acuerdo?.

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Gracias por acompañarme en este viaje, lo he pasado bien. Pronto, vuelvo a por ti.